Rafael Hernández Arquitecto
Chimeneas térmicas, aumenta el bienestar
La ventana es esencial en los sistemas de refrigeración.
En la arquitectura existen decenas de decisiones a tomar en el área del confort térmico en la vivienda, desde los materiales y grosores de aislamiento hasta los fabricantes y modelos de climatización más complejos que hayamos conocido. Todas estas opciones para aumentar el bienestar en relación a la climatización se pueden categorizar en dos grandes grupos: Los sistemas activos y los pasivos.
Los sistemas activos son aquellos que, mediante un consumo energético concreto y la puesta en marcha de una serie de tecnologías, modifican los parámetros de confort térmico de los espacios, es decir, la temperatura y la humedad relativa; algunos de ellos son los radiadores, aires acondicionados, ventiladores etc.
Los sistemas pasivos son el conjunto de decisiones que se toman durante el proceso de diseño de un edificio para regular estos mismos parámetros de confort térmico de forma automática y sin consumo energético de ningún tipo. Estas decisiones son, entre otras, la orientación, el tamaño de las ventanas, las celosías y aleros, el grosor de los aislamientos térmicos, etc.
Uno de los sistemas pasivos de refrigeración más eficientes que existen es el denominado chimenea térmica. Se basa en el principio físico de que el aire caliente pesa menos que el aire frío y que, por tanto, tiene tendencia a acumularse en las capas superiores de los espacios cerrados.
Una correcta geometría en un edificio, utilizando cubiertas inclinadas o las propias cajas de escaleras y patios interiores, ayuda a conducir y acumular el aire caliente en lugares muy concretos donde, abriendo una ventana, podríamos permitir que este calo fuese liberado, especialmente los meses de verano. Ahora bien, el sistema no funcionará si no existe una aportación de aire en otro punto de la vivienda, este principio, algo más complejo, depende de la diferencia de presión atmosférica entre el interior y el exterior.
La clave será diseñar la vivienda de forma que el calor se acumule en una chimenea térmica con una escapatoria, preferentemente a través de una ventana cenital, y que al mismo tiempo exista una aportación de aire fresco que previamente se habrá acumulado en una zona fresca en el exterior, ya sea bajo la propia vivienda, en un patio en sombra etc. De este modo podremos obtener una temperatura interior varios grados por debajo de la exterior sin gastar un solo euro en climatización.
Parece sencillo… y lo es, para que funcione, te animamos a solicitar a tu arquitecto y diseñador la incorporación de estos conocimientos en tus proyectos futuros, ¡mejorarás tu confort y tu economía!