Hagamos de 2019 el año de la luz natural

Yolanda Coello

Yolanda Coello

Hagamos de 2019 el año de la luz natural

Sabemos que la luz natural influye directamente en nuestra salud, por ejemplo la falta de vitamina D nos hacer ser más vulnerables frente a enfermedades, y además aumenta nuestra sensación de cansancio y fatiga.

 

Durante 2018 hemos querido ir más allá y averiguar qué relación tenemos o creemos que tenemos con la luz natural, a través de nuestra campaña ‘The Indoor Generation’. Este estudio nos confirmó, entre otras muchas cosas, que el 82% de los españoles afirma que la luz natural influye en su estado anímico, situándonos más de 10 puntos por encima de la media del resto de países consultados.

 

¿A qué se debe este fenómeno?

 

Nuestro metabolismo necesita la luz natural para funcionar. El reloj biológico que regula nuestro cuerpo se sincroniza a través de los diferentes niveles de luz natural que recoge en un período de 24 horas. Por ello necesitamos mucha luz durante el día y oscuridad durante la noche para mejorar la calidad del sueño y garantizar nuestro descanso. Algunas de las consecuencias causadas por la falta de sueño incluyen la depresión, diabetes, enfermedades cardiacas y aumento de peso. Otros efectos secundarios son el mayor riesgo de tener accidentes laborales, menor concentración y bajo estado de ánimo, así como dificultades para tomar decisiones.

 

¿Cómo hacer frente a esta realidad?

 

Conocemos de primera mano que la dosis diaria de luz natural es demasiado baja entre las personas que vivimos en países occidentales. A medida que los días se acortan y son más oscuros y fríos, aumenta la necesidad de obtener suficiente luz natural. Los expertos calculan que el 15 % de la población mundial sufre distintos niveles de Trastorno Afectivo Estacional (TAE), también conocida como “depresión invernal”. Esta se caracteriza por síntomas como la falta de energía, abatimiento y mayor necesidad de dormir un gran número de horas.

 

En este sentido, la llamada “terapia de luz” se vuelve más importante que nunca a la hora de cambiar esta realidad. Rutinas cotidianas como sentarse cerca de una ventana en el trabajo o el colegio, dormir en la habitación más fresca de nuestra casa o eliminar los dispositivos electrónicos que emiten luz azul antes de irnos a dormir –pues engañan a nuestro cerebro para permanecer alerta en el momento equivocado-, son algunos de los hábitos a tener en cuenta a la hora de mejorar nuestra calidad de vida en el hogar. Y no olvidemos lo más importante: pasar más tiempo al aire libre, “bañándonos” en luz natural entre 30 minutos y 2 horas al día, incluso en los días más fríos del invierno, favorecerá que tengamos un ritmo corporal equilibrado.

 

Teniendo en cuenta estos consejos, hagamos un favor a nuestro cuerpo y mente y empecemos a poner en marcha una rutina más saludable durante todo el año.

 

¡Hagamos de 2019 el año de la luz natural y aprovechamos y disfrutemos de sus múltiples beneficios!

 

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